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¡No a la impunidad para los ricos rasos!

El mundo no es el que debería ser. Fue y será una porquería, ya lo sé. Pero aunque sea como aspiración no está de más recordar que, en teoría, cuando vivimos en una sociedad que se dice democrática cada quien tiene que hacer su parte. El contrato social obliga al Estado a estar al servicio del bien común, al gobierno a rendirle cuentas a la sociedad, y a los ciudadanos a cumplir con sus obligaciones y a respetar la ley.


Ninguna sociedad sigue este contrato ideal al pie de la letra. Los colombianos, desde la colonia, nos acostumbramos a que se obedece, pero no se cumple. Ejemplos sobran. Usted los ve a su alrededor cada día, y con razón se indigna y molesta...


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